Superposición del sitio

Adopción

Desde que tengo uso de razón me he sentido profundamente diferente a los demás. Mi madre, desde mi más tierna infancia, me ha explicado que, aunque vivo en España desde antes de tener memoria y aunque parezco más española que nadie, yo nací en Rusia. Llevo sabiendo colocar Siberia en el mapa desde que tenía cinco años porque, efectivamente, es allí donde nací, concretamente en un pueblo cercano a la capital de la zona llamado Kochenevo. Mi historia es bastante más simple de lo que cabría esperar: Una niña de la que no pudieron cuidar, que fue abandonada en el hospital y adoptada tres años después por una madre española que había iniciado los trámites allá por el año 2001.

Me han explicado que soy diferente porque soy adoptada y, aunque pueda parecer exagerado, la realidad es que dicha afirmación es completamente cierta. Cada vez que de niña no me sentía querida, o cada vez que explotaba ante la más absurda de las situaciones que me acontecían, venía la pregunta: “¿Por qué me pasa esto a mí y a los demás no? ¿Por qué soy diferente?” Y, efectivamente, si analizamos la mayoría de situaciones en las que aparecían esos sentimientos y preguntas, podemos ver que el origen era la adopción. Corrijo, el origen eran, en el noventa por ciento de los casos, los traumas derivados de mi abandono.

Con el tiempo, una vez me hice mayor, empecé a escribir en Twitter (ahora X) algunos hilos sobre adopción y trauma temprano, especialmente sobre la disociación (el motivo por el que de niña no sentía dolor) y de comportamientos anómalos que tienen algunos adoptados, además de algunos relativos a mi búsqueda de orígenes.

Ahora, de la mano de Aguilar, llega mi historia de adopción en forma de libro. No lo entenderías, un viaje íntimo y revelador sobre la adopción, el autodescubrimiento y la resiliencia. Quizás esta historia no es la tuya, quizás ahora tampoco ya sea mía: tal vez es la de todos. Ya en preventa en Amazon y librerías.